lunes, 8 de noviembre de 2010

La forma política


La forma política es un concepto histórico-concreto desarrollado fundamentalmente por la historiografía alemana desde finales del siglo XIX. En ella convergen una determinada vivencia del espacio (geopolítica) y del tiempo (cliopolítica), así como el sentido del derecho y el sentimiento de lo justo y lo injusto. Los elementos de toda forma política son diveros. Javier Conde, en su estudio Teoría y sistema de las formas políticas (Comares, Granada 2006), habla de plan, espacio y derecho. Dalmacio Negro, en cambio, en su tematización de la historia de las ideas y las formas políticas, suele referir a seis elementos: situación, constitución, ideología, organización, cultura y consenso. En cualquier caso, la singularidad de la forma política es tal que debe reconocerse una "estética" política característica. Así lo han entendido, entre otros historiadores de las formas políticas, Luis Díez del Corral y Manuel García-Pelayo.
La variabilidad histórica de las formas políticas es enorme: junto a las clásicas (polis, urbs, civitas, Estado) hay que contar otras de las que apenas nos ha llegado un eco antiguo. Son muchas más, sin duda, aquellas de las que no tenemos noticia. El éxito del Estado, forma política que se superpone a la modernidad (Staatlichkeit), determinó paulatinamente el arrumbamiento, la transformación o la desaparición de las formas preestatales. Es el caso de la Monarquía hispánica, que languidece durante todo el siglo XIX hasta que, ya en el siglo XX, la Guerra civil corta el nudo gordiano. Sólo así puede explicarse que Franco, moderator Hispaniae, fundara un Estado y diera a la nación la habitud estatal. Otras formas políticas, como el Dogado veneciano o la Monarquía Austrohúngara desaparecieron súbitamente, aquel por la conquista de Napoleón (1797) , esta por la derrota en la I Guerra mundial y el Diktat de Versalles (1919).

Fotografía: El Bucentauro, nave del Dogo de Venecia utilizado para la celebración de los esponsales de la ciudad con el mar.