martes, 28 de septiembre de 2010

El hombre, animal peligroso


La política del "deber ser" no interesa a un realista político, atento fundamentalmente a lo que la política "es". Esta actitud o disposición de la inteligencia es tan vieja como el hombre. El realismo político, una suerte de "familia del espíritu", tiene adictos y partidarios tan egregios como Maquiavelo o nuestro Saavedra Fajardo, el alemán Carl Schmitt o el italiano Gianfranco Miglio, contemporáneos nuestros estos últimos, pero también, remontándonos en el tiempo, el general hindú Kautilya, el legista chino Han Fei, al historiador griego Tucídides o al consejero persa Nizamulmuk.
El hombre no es una animal bondadoso por naturaleza, como creyó Rousseau y con él toda su descendencia intelectual y romántica, ni un animal malo ni pervertido. Más bien "ladino", como decía el escritor político español Nicolás Ramiro Rico. El hombre, sin duda, es un animal "peligroso". En la teología católica se habla del hombre caído y levantado con la mediación de la gracia divina. Tasmpoco esta es una mala figuración del ser humano.
En la peligrosidad del hombre y su sociable insociabilidad (Kant) encontramos la causa o la razón objetiva (fundamento in re) de la politicidad humana: el hombre es un animal político y no puede ser otra cosa porque arrastra la carga de mantener acotada y vigilada su sociable insociabilidad. Es esta una perspectiva dramática que, sin embargo, envuelve también una tarea a la altura de nuestra concepción de la dignidad del ser humano: hacer posible la libertad.

Fotografía: Óleo de E. W. Nay, uno de los pintores preferidos de Carl Schmitt.

Cátedras de Política social en España



La dotación de la primera cátedra de Política social en la Universidad española tuvo lugar en 1916, como consecuencia de la amortización de la que sobre Legislación comparada impartía Gumersindo de Azcárate. La oposición para la provisión de la misma se celebró a lo largo de 1917. El ganador, Luis Olariaga, desplazó a otros opositores igualmente valiosos. Merece mención especial Leopoldo Palacios Morini, por ser hombre del Instituto de Reformas Sociales, discípulo y estrecho colaborador de Azcárate.
Olariaga era conomista, formado en Alemania en la Nueva Escuela Histórica siguiendo el imperativo orteguiano del fermento rubio, es decir, la europeización de España. La docencia de Olariaga se limitó, hasta la amortización de la cátedra después de la Guerra, a los cursos de docotorado de la Universidad Central.
En 1943 se creó en Madrid la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas. En su plan de estudios se incorporó, por vez primera en el programa de una Licenciatura, la asignatura Política social. Al año siguiente se encargó de impartirla, accidentalmente, Alberto Martín Artajo, político y Propagandista muy comprometido con el mensaje social de la doctrina católico. Llamado al año siguiente a desempeñarse como Ministro de Asuntos Exteriores, su puesto fue ocupado por el Auxiliar Federico Rodríguez, que obtendría la cátedra en 1961.
Pero años antes, en 1947, se había dotado ya una cátedra de Política social y Derecho del Trabajo, adscrito así mismo a la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas. La oposición, celebrada en el verano de 1947, no tuvo más aspirante que Eugenio Pérez Botija (Federico Rodríguez se retiró). Pérez Botija, que había sido catedrático de Derecho Administrativo en Murcia entre 1940 y 1942, falleció en 1966, sucediéndole en la cátedra Efrén Borrajo Dacruz, que provenía de la Universidad de Valencia.
Finalmente, en 1975 se convocó una cátedra de Política social: Bienestar social y Trabajo social, adscrita a la nueva Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de Madrid. La ganó brillantemente Manuel Moix Martínez.
P. S. En 1992 se proveyó una cátedra de Escuela Universitaria en la Universidad Complutense. El Tribunal propuso el nombramiento de Luis Vila López, hoy Profesor Titular en la Universidad de Valencia.
En 1998 se celebró en Murcia la oposición para proveer una Titularidad de Universidad. El Tribunal falló a favor de Jerónimo Molina.